Oh, el amor, el amor...
Oh, el amor,
el amor...
Hay tres clases de amor. El amor
de padres-hijos, es decir el amor filial; el amor de hermanos
o amigos, es decir el amor fraternal; y el amor de hombre-mujer.
El mundo de la música está lleno de canciones que hablan de amor y
muy especialmente del amor de hombre-mujer.
—Y sí… ¿de qué otra cosa querés
que hablen… del aire, del equinoccio, de los campos magnéticos?
Podría ser, hay un músico que
tiene canciones que hablan de esas tres cosas… bueno, no “hablan”, son
instrumentales.
Pero sí, es entendible que
muchísimas canciones hablen de amor. Es que el amor lleva a la poesía… porque
cuando alguien se enamora, trata de traducir su corazón en palabras y, de
alguna manera, siente que dirá algo que nunca nadie ha dicho… Y resulta que, si
lo escribe, después se da cuenta de que lo que escribió ya había sido dicho por
otros, cientos de veces y mejor...
Pero lo escribe igual. ¿Por qué?
Por la simple razón de que no está buscándose a sí mismo sino que su mirada
está puesta en los ojos de la persona que ama. Lo escribe, por la misma razón
de que en una noche estrellada puede mirar al cielo y maravillarse, sin
interesarse en hacer una descripción llena de ingenio… No quiere ganar un
concurso de poesía ¿a quién puede importarle eso? Lo que quiere es manifestar
que está maravillado.
Pero a pesar de que diga lo mismo
que poetas de otros tiempos, puede que el poeta de hoy se convierta en algo de
excepción…
Porque aquellos que hoy se atrevan
de hablar de amor verdadero se darán cuenta de que a su alrededor empezará a
producirse una especie de silencio suspicaz, ese silencio que se hace frente a
un ser extraño. Porque, aunque del amor se haya hablado en todas las épocas,
hoy difícilmente se habla de él relacionándolo con el misterio y con la eternidad,
eso hace que se mire con perplejidad, y más bien con una gran desconfianza, a
quien hable de amor verdadero.
Como zapallo
en carro
Es sabido que los seres humanos
erramos y vamos de un lao pal´otro, de extremo a extremo… y la virtud
es el punto medio entre dos vicios, entre dos extremos. Por
ejemplo, la persona que en su vida obra como debe obrar no actuará
con cobardía (que es cuando nos gana el miedo) ni con temeridad (que
es actuar sin pensar en las consecuencias negativas), sino con prudencia,
y con valentía llegado el caso.
La cobardía y la temeridad son
extremos, son males. La prudencia, y cuando es el caso, junto a
la prudencia, la valentía, son el punto medio.
¡Ojo! ¡No confundir con
mediocridad! La virtud NO ES el punto medio entre el bien y el mal,
sino el punto medio entre dos males.
—Ajá, pero la clase iba a ser de
otra cosa… ¿qué tiene que ver el jabón con el hilo negro?
Una innumerable cantidad de
canciones, poesías, obras de teatro, etc., etc. reflejan sentires que van de un
extremo a otro [no estamos
hablando de cobardía y temeridad, eso era solo un ejemplo], y a veces, en realidad, tras la
apariencia de amor se esconde una idea equivocada del amor. Lo cual no es
necesariamente un error del autor. A veces sí, pero no necesariamente. Puede un
autor de una obra de teatro, por ejemplo, componer un personaje que tenga esas
características, que tenga un sentir que no es amor, aunque diga que lo es.
—Ah, mirá que interesante…
Che, ¿vos vas a comentar todo acá?
—Decía nomás...
Así que las equivocaciones tienen
que ver con ideas sobre el amor que van de un extremo a otro. ¿En qué sentido?
Veamos. Un extremo podría ser cuando el enamorado es alguien que piensa excesivamente en
lo bien que se siente él e identifica eso con el amor. Entonces el día que no
se sienta bien… se terminó el amor.
—Y, en realidad, es egoísmo.
Exactamente. Esa equivocación es
bastante fácil de identificar.
Ahora, esta otra es un poco más
difícil. El enamorado ve a la chica (o al revés, claro) como un ser
absolutamente maravilloso, absolutamente increíble, perfecta, etc., etc.
Contaban de un cura que cuando un
muchacho iba y le decía “Padre, estoy de novio y me pienso casar”, “Muy bien,
te felicito —decía el cura—. Decime algo de los defectos de tu novia”,
“¿Defectos? ¡Ninguno! Ella es simplemente perfecta”, contestaba el otro.
“Entonces no te podés casar”, decía el cura. “¿Por qué?”, preguntaba el otro.
“Porque entonces no la conocés”, respondía el cura.
Es cierto que todos somos
seres maravillosos, porque somos únicos e irrepetibles, pero también es
cierto que todos estamos llenos de defectos.
—Esa equivocación, entonces,
tiene que ver con idealizar a la otra persona.
Exactamente. Pero ahora vamos a
ver otra equivocación que es mucho más sutil, mucho más delicada, mucho más
espiritual… y tal vez sea en la que más frecuentemente caigan los poetas enamorados…
o los enamorados devenidos en poetas… Al principio veamos el amor
verdadero.
El enamorado sabe que es un ser
humano y que tiene defectos, sabe también que su enamorada es un ser humano y
que también tiene defectos, él la ama y quiere que ella esté bien, y ella lo
ama y quiere que él esté bien…
—Hasta ahí venimos una pinturita.
Sí. Incluso se han comprometido.
Porque quien no es capaz de amar para toda la vida no es capaz de amar
ni un solo día. Hasta ahí no hay dudas de que es amor verdadero...
Pero ahora viene la equivocación. Qué pasaría si él orienta TODO SU SER
hacia ella y que nada tenga sentido sin ella. Qué pasaría si ella orienta TODO
SU SER hacia él y que nada tenga sentido sin él. Qué pasaría si ese AMOR entre
ellos es TODO, y que sin ese AMOR nada tiene sentido para ellos… Es terrible.
Lo mismo puede suceder cuando una persona se enamora de alguien que, por alguna
razón, resulta imposible y al enamorado le parece entonces que nada tiene
sentido sin ese amor. Eso es un terrible error.
—Pero no parece que hubiera dejado
de ser amor…
No es que simplemente dejó de ser
amor, es un amor que ha sido convertido en una deidad, y sabes lo que
significa: considerar como un dios a algo que no lo es. Eso algo monstruoso y
es algo extremadamente peligroso.
—Se pudrió todo. El amor es una
porquería.
¡Pero no seas papanatas! El amor
es algo maravilloso. Lo que es horrible es su corrupción. “La corrupción de
lo mejor es lo peor”.
—Dicen que del amor al odio hay un
solo paso.
No es verdad. No hay un solo paso
sino más bien un abismo. El amor y el odio están a una distancia infinita. El
odio puede estar a un paso del egoísmo, pero no del amor. Lo que sí es cierto
es que muy cerca del amor está el sufrimiento. Si amas a alguien que no te ama,
sufres. Si a alguien que amas le pasa algo malo, sufres… Eso es inevitable. Y
así ha sido desde hace miles y miles de años en este mundo…
—¿Por qué?
Porque en este mundo hay vestigios de
cosas maravillosas, que han quedado, como restos de un naufragio, signos de que
existe en algún lugar una completa felicidad para nosotros, aunque aquí no la
podamos alcanzar. El amor es uno de esos signos.
—¿Pero cómo hace uno, entonces,
para que el amor sea como debe ser y no se vaya a esos extremos?
Tal vez si te enamoras de una
chica y, pensando en ella, escribes algo como esto… “Cuando miro en tus
ojos puedo ver un atisbo del Cielo, qué fácil es para mí considerarte divina*,
pero considerarte una divinidad sería convertir nuestro amor en un demonio, sin
embargo, sabiendo que eres lo que eres, una compañera de destierro, agradecido
estoy al Señor, por haberte hallado, juntos caminaremos a la tierra soñada,
nuestro hogar eterno, más allá de todos los mares, más allá de todos los montes
nevados…”. Porque entendiéndose mutuamente de esa manera, sabrán perdonarse
los defectos y podrán tenerse paciencia, además de ser conscientes de que el
amor que se tienen es un don, un regalo que no es más que un signo de que hay
una felicidad eterna, a la cual todos estamos llamados.
—¿Estamos destinados a una
felicidad eterna?
No dije “destinados”, dije
“llamados”… Estamos llamados a una felicidad eterna.
—Me gustó la frase esa que dijiste
antes, eso de los ojos y lo del “atisbo del Cielo” y todo eso… ¿Y si en vez de
escribirlo se lo digo?
Mmm… Qué se yo… Es bueno tener eso
en mente, y es bueno que charles con ella de estas cosas, pero… claro, no es
para decírselo ni bien conoces una chica, esto no es para el primer día que la
veas…
—¿Y para el segundo? …
*[acá “divina” no quiere decir “linda” sino “deidad”, lo “divino” es lo
relacionado con Dios o con dioses]
Oh, el amor… algunas reflexiones
adicionales
Respondiendo objeciones
Las clases de
amores… y otras clases de amores
Las tres clases de amores (padres-hijos,
hermanos/amigos, y de hombre-mujer) que hemos dicho, son eso:
"tipos" o "clases" de amores.
Entonces, por una parte,
hay que decir que, por ejemplo, el afecto de los abuelos o de los tíos pertenece
a la misma clase que el que se tiene por los padres, lo que no
significa que sean lo mismo, por supuesto. Algo parecido sucede con gente
que uno conoce y aprecia, si es gente de la misma edad de uno, el afecto
será similar al de la amistad, si esa gente es
mucho mayor que uno, probablemente se asemeje, aunque sea lejanamente, al
afecto hacia los padres, abuelos, tíos... Toda esta aplicabilidad está dentro
del orden natural de las cosas.
Pero, por otra parte,
también puede suceder que uno aplique esas formas de amor a otras cosas o
seres. Por ejemplo, una persona puede tener a su perrito como si fuera un hijo,
y lo trata como tal, hasta el punto en que en su psicología "es" un
hijo (por supuesto, hasta algún punto es entendible que a un perrito se lo
trate como a un chico, pero hasta algún punto... acá estoy describiendo un caso
exagerado, es solo un ejemplo). Tal vez esa persona puede decir que esa es
otra clase de amor, pero, lo que hace, en realidad, es aplicar el amor
padre-hijo a su mascota. Pero la realidad es que no es un hijo, es un perrito.
Otro ejemplo (solo un ejemplo
también), un chico podría enamorarse de una
chica-que-es-un-personaje-de-una-novela, no es que piensa llamar por teléfono a
la actriz que hace de ese personaje, no le interesa la actriz, él está
enamorado del personaje, una chica que no existe… dice que él la quiere mucho,
que es linda, que es buena, que es perfecta y que como no va a encontrar en el
mundo real una chica como esa, él está enamorado de ella. Entonces reclama que
hay otra clase de amor, que sería el de chico-mujer-pero-personaje-de-una-novela.
Pero lo que hace, en realidad, es aplicar la clase de amor hombre-mujer, ese
tipo de afecto, a un personaje. Pero la realidad es que no es una mujer, sino
un personaje, una chica que no existe.
En los ejemplos anteriores uno podría
decir ¿es lindo tener un perrito y tratarlo bien, quererlo mucho y disfrutar de
la compañía del perrito? Sí, es lindo… pero ¿hasta qué punto hace bien que uno
lo crea verdaderamente un hijo? Uno podría decir ¿es lindo leer una novela,
identificarse con los personajes? Sí, es lindo… pero ¿hasta qué punto hace bien
que uno se enamore de un personaje? En ambos casos se produce un engaño
a sí mismo que, más tarde o más temprano, significará sufrimiento.
Porque está aplicando una clase de amor a algo que no puede aplicarse sin
que signifique un engaño (y puede llegar a ser un engaño grave)… que, más tarde
o más temprano, traerá sufrimiento.
¿Pero son solo esas tres clases
de amores?
El gran Clive Staples Lewis, el
autor de Crónicas de Narnia y de otras muchas obras, habla de cuatro amores
en su libro, precisamente, “Los cuatro amores”, agrega el amor-caridad,
teniendo en cuenta el aspecto sobrenatural del amor.
Pero hay
quienes dicen otra cosa. Lo que dicen es que, además de los tres amores,
existen otras variantes. Sin embargo…
Nuestro mundo, nuestra naturaleza,
está dañada desde el principio de los tiempos, pero, a pesar de ese daño, se
nota un orden, el orden natural que mencionamos más arriba. Es
un orden que se nota en todo, desde las órbitas de los planetas hasta en la
estructura de un átomo. Ese ordenamiento que tiene la naturaleza no está en
nuestra contra sino a nuestro favor. Y, además, ese ordenamiento no es algo que
simplemente “funciona” como si fuera una máquina compuesta por muchos
engranajes. Ese ordenamiento no es algo frío como eso, sino que tiene una
calidez comparable al afecto de una mamá que ha preparado una habitación
esperando el nacimiento de su hijo. Si ahora pensamos en una mamá que está
preparando una merienda a su hijo que se va a pasar el día a un paseo…
seguramente le va a preparar algo que al chico le guste, porque si no le gusta
probablemente pasará el día sin comer.
De esa manera, con esa calidez del
amor de madre, en la naturaleza parece estar todo pensado para que la humanidad
sobreviva, como de hecho ha sucedido, por miles de años.
Si está todo pensado es porque
Alguien lo ha pensado. Es decir, Dios, en su infinita bondad e inteligencia, ha
hecho todo para nuestro bien. De esa manera, las personas de todos los tiempos
se han alimentado, y se alimentan, pero no pensando en que deben sobrevivir,
sino porque tienen hambre, porque les gusta la comida, porque se juntan con
amigos o con la familia, es decir, es algo que hacen naturalmente. De la misma
manera, las personas se enamoran, se casan, tienen hijos, y los hijos después
les dan nietos, etc., etc.
Claro, una persona podría
rebelarse contra ese orden que está pensado para su bien y hacer otra cosa. Por
ejemplo, nosotros estamos hechos para caminar con los pies, pero alguno podría decir
“yo quiero caminar con las manos”, y tal vez, más o menos camine… Por supuesto,
se encontrará con muchísimas dificultades, entonces protestará que todo en la
sociedad está hecho para los que caminan con los pies y que él quiere caminar
con las manos… Entonces, a fuerza de protesta tal vez logre que le acomoden
todo a su alrededor para que pueda caminar con las manos sin que nada le
moleste…
Pero… de todas maneras, más tarde o más temprano, eso significará sufrimiento,
por la esclavitud a la que lo habrán llevado sus propios caprichos. Porque al
principio se sentirá libre porque hace lo que él quiere a pesar de lo que diga
la naturaleza… pero lo que le dice la naturaleza es por su bien. Más tarde o
más temprano se dará cuenta de que la libertad estaba en caminar con los pies.
Lo anterior es un ejemplo que nos
sirve para entender lo siguiente: La naturaleza de las cosas representa
un orden objetivo. Cuando se trata de ejercer la libertad fuera de ese orden
objetivo se cae en un desorden grave que atenta contra la misma libertad,
este desorden aparta de lo real y produce en el que cae en él un
condicionamiento tan atroz que hace padecer una verdadera forma de esclavitud.
Hay quienes
dicen que el amor no se puede definir, que cada uno lo ve como algo distinto,
entonces cada uno tiene su opinión. Sin embargo…
A la opinión hay que confrontarla
con la realidad. Un mismo objeto, una misma realidad, puede ser vista por
varias personas. Cada una de ellas tendrá su punto de vista. Cada una de ellas
tendrá, entonces, su opinión.
¿Hay que respetar todas las
opiniones?
¿O hay que respetar a las
personas?
A veces no pueden hacerse ambas
cosas a la vez, pero es indudable que hay que respetar a las personas. Si un
amigo me anuncia alegremente que estrellará su frente contra una pared de
cartón, pero yo veo claramente que esa pared es de cemento… por respeto a mi
amigo, y sobre todo por el aprecio que como amigo le tengo, debo necesariamente
no respetar su opinión y advertirle que yo veo claramente que esa pared no es
de cartón sino de cemento.
Pero hay
quienes insisten que no se puede definir el amor. Sin embargo…
Que algo nos parezca difícil de
definir no quiere decir que no haya definición. Que algo pueda ser visto de
distintas maneras no quiere decir que ese “algo” sea cualquier cosa. Y si ese
“algo” es eso y no cualquier cosa, quiere decir que, de alguna manera, debe
poder decirse qué es y qué no es.
Una mamá que deja a su hijito en
el jardín: el chico “siente” que su mamá lo ha abandonado, y la mamá “siente”
que se le parte el corazón por ver al chico llorando, son dos puntos de vista.
La mamá entiende que es por el bien del chico, que, en algún momento, debe
superar el separarse de ella. Lo que hace es porque quiere el bien de su
hijito. Y eso es amor.
Hay quienes
dicen que uno tiene que hacer lo que “siente”. Sin embargo…
Lo que a uno le gusta, lo que a
uno le parece, lo que uno siente… no es garantía, no es criterio suficiente,
las cosas no se convierten en buenas solo porque nos gustan o porque sentimos
que son correctas… Hay que recordar que nuestra naturaleza está dañada y
nuestras percepciones pueden engañarnos. Un árbol determinado puede dar un fruto
que puede parecernos de aspecto y sabor agradables y que, sin embargo, sea
dañino.
El “sentimiento” es algo que medio
que hace "lo que quiere", incluso al margen de la persona que lo
siente... Es decir, alguien puede "sentirse enamorado" de una persona
que ni conoce y que acaba de atenderlo en la panadería, casi de la misma manera
en que puede sentir que debería darle un golpe de puño al colectivero, porque
tiene una cara que no le cayó bien... Pero una persona que siga ciegamente esos
sentimientos no será una persona libre, sino que sería esclava de sus propios
sentimientos, sería como actuar por instinto, como un animalito. Por algo las
personas tienen la cabeza por sobre el corazón, es decir, la inteligencia debe
gobernar los sentimientos.
También puede suceder que ese
sentimiento persista, que no sea algo pasajero (“pasajero”, ¡como el que subió
al colectivo!), y que un muchacho en verdad se enamore de la chica que lo
atiende cada vez que va a la panadería... Y puede suceder que, por distintas
razones, se trate de un amor imposible; puede suceder incluso que ambos estén
enamorados y que hubiera razones por las cuales no sea bueno hacer caso a ese
sentimiento. En esa circunstancia, porque ese sentimiento es en sí algo con
apariencia agradable, es fácil confundirlo con una divinidad, y si uno lo
confunde con una divinidad, está claro que le ofrecerá sacrificios... es decir,
nada importará, y podrán destruir sus vidas con tal de rendir culto a esa
divinidad, a ese sentimiento (a ese “estar enamorados” que parece estar por
sobre todas las cosas).
Por eso, por más que sea un
"sentimiento hermoso", a veces no es posible y siempre es necesario
el gobierno de la inteligencia para obrar con verdadera libertad. Por supuesto,
esto puede parecer algo de una absoluta frialdad, pero en realidad se trata de
un amor más elevado, que, además, incluye un verdadero amor hacia esa persona
de la cual estaba enamorado, porque sabe que le hará un bien renunciando a
ella.
Ese "amor más elevado"
(ante el cual el enamorado que quiere obrar bien ofrece como sacrificio su
propio dolor a causa de un amor imposible) en el que se fundamenta la decisión
de obrar bien (es decir, de acuerdo a la Bondad y a la Verdad) es un Amor que
está más allá de los límites del tiempo, y que hace que se perciba el carácter
superficial y efímero (precario, perecedero, fugaz) que tienen algunas cosas en
las cuales ponemos equivocadamente nuestras esperanzas de felicidad.
De alguna manera, muchas veces los
seres humanos somos como niños pequeños, que a veces quieren algo que no es
bueno para ellos y lloran cuando les es negado. La que a un niño pequeño le
niega lo que quiere suele ser su madre, y lo hace porque lo está cuidando y
quiere el bien para él. Si el niño fuera capaz de un acto de madurez se daría
cuenta.
Cualquier persona que se
preguntara seriamente, se daría cuenta de que hay un diseño en la naturaleza y
de que hay Alguien detrás de ese diseño. Y si esa persona siguiera buscando la
Verdad en todo, no sería para nada extraño que llegara a darse cuenta de que es
ese Alguien quien sostiene en el ser a todas las cosas, que nos ama y que
quiere nuestro bien.
De esa manera, cualquier persona
podría ser capaz de ese acto de madurez que lo llevará a aceptar que no todo lo
que “siente” como un bien, realmente lo sea.
En ese sentido, si uno busca a
tiempo completo el "sentirse bien", se verá decepcionado, pero si uno
busca "obrar bien", obrar con bondad… el "sentirse bien"
llegará, finalmente, como añadidura.
Algunas canciones:
How deep is your love
Un velero llamado Libertad
Un beso y una flor
Hay algo que decir respecto de las dos siguientes canciones y es que he sido parte de ellas. Ante eventuales objeciones debo decir que no estoy haciendo una “promoción”, no me dedico a la composición (como sí he hecho en otro tiempo), y no espero obtener de esto ningún beneficio económico. Agrego estas dos canciones aquí porque pienso que aportan algo al tema que estamos tratando. Si, de todas maneras, alguien piensa que no corresponde, o que estas canciones son completamente irrelevantes porque no tienen ninguna importancia en la historia musical (en lo cual, por supuesto, tendría razón), y no quiere escucharlas, no hay ningún problema.
Corazón de caballero
Pequeña flor
Para quien le interese hay algo escrito sobre “Corazón de caballero” en este link:
https://desdelasalmenasseoyeunlaud.blogspot.com/2015/06/corazon-de-caballero.html